Estos nutrientes son útiles para renovar y proteger los tejidos conectivos del organismo que con el envejecimiento o en situaciones particulares, pueden verse alterados. Los tejidos conectivos (como por ejemplo el cuerpo vitreo del ojo) están formados por células especializadas, una matriz fibrilar y agua.

Los componentes fundamentales de la matriz son el colágeno, el ácido hialurónico y los proteoglucanos. Estas moléculas de naturaleza fibrilar hacen de sostén, pero fisiológicamente están sujetos a procesos de degradación oxidativa o enzimática, equilibrados por una síntesis continua.

Con el envejecimiento o en situaciones particulares, los procesos oxidativos prevalecen sobre los de síntesis, por lo que es necesario actuar bloqueando los primeros y estimulando los segundos. El colágeno, el ácido hialurónico, el condroitin sulfato y la glucosamina son sustancias útiles para el mantenimiento de los tejidos conectivos. En particular, el condroitin sulfato y la glucosamina actúan entre ellos de modo sinérgico. De hecho, si la glucosamina estimula el metabolismo de las células conectivas, favoreciendo la síntesis de los componentes fibrilares de la matriz, el condroitin sulfato actúa estabilizando las fibras de colágeno, e impidiendo que estas sean dañadas por los procesos de degradación enzimática.